Machete borrador

En este blog dejamos pasar a cualquiera, no se discrimina a nadie por más repugnante que sea y está armado para que cualquier imbécil diga lo que se le antoje. Pero yo decido que vas a leer y que no.

lunes, 8 de marzo de 2010

Ilusiones crónicas



Llevaba conmigo una baraja en el bolsillo, 52 cartones pintados, con 2 comodines y una carta que es el sobrante del mazo.
Eran como las 10 de la mañana y me miraba los pies que con un ritmo elegante avanzaban hacia una nueva búsqueda, esta vez para mantenerme, esta vez la baraja estaba llena de ilusiones, y el bolso repleto de sueños.
Mi cabeza se comportaba muy bien, no me jugaba en contra, el cuerpo respondía en consecuencia y me dedique a recorrer casi todos los restaurantes y bares céntricos de la ciudad.
El discurso de presentación era la imagen que yo daba, trataba de verme elegante y fino para hablar y me estrechaban la mano los dueños de los diferentes lugares que visitaba.
Ya no me preocupaba por los pies, y miraba a esos hombres de camisa a los ojos que con frecuencia se emparentaban entre si con sus ideas que estaban maniatadas con frases como: “déjame un teléfono que cualquier cosa te llamo”. En ocasiones dejaba mi currículo pero esa frase era mas bien para que me marche cuanto antes, es una buena forma de sacarse de encima un pretendiente, pero así parecían ser las reglas del juego, y si un mago no sabe algo de juegos, bueno, supongo que esta perdido.
La autoestima aun seguía fuerte, sabia que con la baraja en el bolsillo tenia un arma que cuando la empuñaba podía lastimar y calar hondo en el publico, sobro todo en esas personas que al ver la magia tan de cerca se irritan, en una ocasión un señor me pregunto si podía repetir un truco en el cual la carta elegida aparecía en el orden que el espectador quisiera, y lo hice con gusto para el señor que contesto con una sonrisa:
-¡Aunque hagas eso no sos mas que yo pibe!, mira ese auto, ¿lo ves? , bueno es todo mio y yo no tengo que andar con las cartitas porque juego en grande, en casinos y ahí esta la diferencia entre vos y yo, en el juego, yo lo veo de otra forma y esta mal que juegues con la gente ¿sabes?
Aunque me pareció simpático repetir el efecto le di las gracias al señor por la propina y le conteste que me alegraba mucho de que le haya gustado mi efecto.
Sigo mi camino y cierro muchas puertas de bares y restaurantes, cada vez que me decían que no, pensaba en el señor del auto, ¿y como no hacerlo? Si son justamente esas personas las que estimulan a uno a no caer exánime y rendido en la búsqueda de lograr hacer lo que a uno le gusta, en mi caso, magia, ilusión, efecto, aplauso, sonrisa y en lo posible sacando un poco a flor de piel la realidad propia de vivir de ella.
Cansado de cuerpo y con el espíritu debilitado sabia que no podía terminar el día sin una respuesta positiva, no podía volver atrás, ya me había ido de casa, no valdría nada mi esfuerzo, mi decisión y con algo de coraje fui con el corazón en la mano a golpear nuevas puertas y estrechar nuevas manos con el fin de lograr lo que quería.
A las 4 de la tarde me volví hacia la derecha de mi camino y divise un bar de comidas que era muy elegante y decidí entrar para probar suerte, encontré a un hombre serio, de unos 40 años, lo salude con rectitud, pero se me debió haber notado el cansancio porque mientras charlaba con este hombre me sirvió un vaso con jugo y luego de explicar lo que yo buscaba, me dio un si certero, como quien apuesta con seguridad en una mano difícil.
Tenía mi primer objetivo cumplido, iba a entretener a las personas en su tiempo de ocio porque estaba contratado para hacer magia en ese lugar los días sábados por la noche.
Luego de tener el primer si, y no conforme aun con eso fui hacia el diagonal de los bares en donde aun tenia algunos lugares sin visitar, con el animo mas repuesto encontré al dueño de un viejo bar, que me estrecho su gigantesca mano derecha de un modo poco sutil, se paso de seguro el hombre, casi me retuerce los dedos finos y enjutos que escriben estas líneas, pero en lo que respecta al dialogo y a la entrevista que definía mi suerte, este otro señor me dijo que podía comenzar los viernes por la noche a trabajar en su bar de comidas, tenia dos lugares y me faltaba un tercero para completar el fin de semana, debería ser los domingos pero después voy a contar como conseguí lugar en esa parrilla, pues me llevo un poco mas de tiempo.
Tengo que agradecer a muchas personas y no voy a hacerlo por este medio, pero a quien si le voy a dedicar este relato verídico es al señor del automóvil y el casino que ha sido una persona digna de inspiración, un ejemplo de porque hay que seguir adelante, de que uno no debe perder la humildad y que de perderla me convertiría en un pobre diablo, carente de empatia, de cerebro, de ideas y en un ególatra empedernido. Es preferible no tener auto de lujo ni tiempo libre a perder la voluntad de ganarse lo propio, ir a buscar lo que un anhela y conseguirlo es aun mucho mas valeroso que la búsqueda misma.
Si resultaba que la vida era o es un juego, bueno, ese día supongo que habré jugado bien, eran las 6 de la tarde y tenia aun la baraja en el bolsillo, llena de ilusiones, eran 52 cartones pintados, 2 comodines y un sobrante, el bolso cargado de efectos y como las cartas son marionetas, el mago había logrado exponerlas y venderlas a su manera, me frotaba las manos esperando el fin de semana y ellas, las 52 cartas mas los comodines mas el sobrante, deberían ayudarme a cumplir con mi objetivo, y allí estaban en mi bolsillo, era ahí adentro que descansaba mi ilusión que estaba acompañada de una voluntad inquebrantable.

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